Se nos adelanto el viejo...querido Maximo Arias y la querida Martita, nuestra cocinera, pilares del Encuentro


..."Maximo Arias que viva, el cogollo esta en el aire

usted es árbol frondoso, yo diría que es un sauce

que de la luz hace sombra para reflejar la tarde

y se viene cauce adentro
en cada sutil imagen

sus lagrimas son reflejo
con que se nutre mi sangre."


Ramiro Gonzalez

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Máximo

Sabés,
acá por Córdoba no pintaba llover,
no sé allá en Mendoza...
si no te digo que anoche
dejé un par de medias oreándose en la soga!
no sé si alguna vez te conté de mi fobia a lavar la ropa,
no creo,
no creo que hayamos tenido tanto tiempo.
yo te agarré canoso, vos a mi más viejo que vos...
Bueno, la cosa es que esta mañana se vino manso aguacero,
Así de la nada che!
al ratito nomás la inesperada noticia,
ah...viejo barullero y aliviador!
pequeña serenata nos dejaste antes de irte!
Ni tiempo nos diste de salir a abrazarte
de echar una mano a tu lumbre,
de charlar un ratito más...
y yo que tenía un vinito...
En fin, vos siempre con esa manía de tocarnos el alma,
de sacudirnos la vida
y mostrarnos el hermoso envés de lo que duele.
Por eso hoy que el día se presenta así, lloroso, nublado,
con esa desgarradora belleza de las fotos tuyas,
lo primero que s eme viene es tu sonrisa,
siempre, sosteniendo todo, tu sonrisa
aunque duela, tu sonrisa
aunque silencio, tu sonrisa
siempre, tu sonrisa,
y esa pícara inquietud de chico en travesura.
Ah! Crío en la siesta!,
quién iba a pretender que te quedaras quieto,
de acá para allá andabas cosechando amigos
perpetuando simplezas,
ternuras que al ojo se le escapan por silvestres.
Ah! si te habremos visto en el encuentro
anocheciendo, amaneciendo
Cosa seria, che!
Qué manera de vivir los días.
Y uno que en aquellos años
se dejaba arrastrar por la bucólica melancolía del artista,
por la insatisfacción de los proyectos inconclusos y que sé cuanto!
Qué mierda!
ahí no más nos agarrabas de los pelos
y nos traías de un tirón de juventud
"despierte carajo!", nos decías, "no ve que es ahora!"
Así nos enseñaste,
dejando todo
sin decir nada
esa ha sido tu herencia
viejo, nuestro viejo.
Hoy que el día se derrumba en llanto por tu ausencia
es lógico que nosotros también lloremos
dejános que así lo hagamos
aunque duela,
aunque cenizas,
eso sí,
detrás de todo,
como una inolvidable fotografía de lo querido,
siempre,
siempre,
tu sonrisa.

José Luis Aguirre

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DICEMBRINOS

Dijeron que Máximo había muerto
y de inmediato se me cayó el labio inferior.
La muerte
me sorprendió la boca.
Luego quedé pensando en el dolor,
en los pequeños gestos de los que se viste.
Con la boca bebimos vino
el último diciembre, en el rincón cuyano.
Todos los últimos diciembres.

Sentí el por venir:
El barro de la chaya
sin el escenario de su altura.
Me acordé del año del pájaro carpintero
aceptando las orugas del maíz
con el que haríamos humita.
Y del año pasado, cuando visitamos
el nido ya vacío.
Me acordé del cuerpo gigantesco,
jugando dentro
de una pollera absurda.

El cuerpo de Máximo entra en una pollera,
pero no en la muerte.
El cuerpo de Máximo se extiende a través de sus ojos;
está diseminado en sus fotografías.
Se ha convertido en la mirada de todos.

El próximo diciembre
vamos a verlo,
vamos a vernos nuevamente.
Descorcharemos el vino de San Antonio de Arredondo.
Llenaremos el cielo de las carpas
con sus blancos y negros,
y sentiremos que nos abrazan
y nos advierten
que hace falta un mañana.
Mariano Medina22 de abril de 2010.
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Viejos siguen con nosotros pal resto del viaje.

Los queremos!!